Reflexiones sobre el sistema de seguridad social, perspectivas futuras para expatriados

Son muchos los mensajes que nos llegan a propósito del sistema actual de seguridad social en España, muchos sesgados, otros completos, pero casi todos, preocupantes.

Nunca antes hemos tenido mayor incertidumbre que en la fecha actual sobre la garantía y futuro de las pensiones.

Lo primero que me gustaría resaltar son una serie de reflexiones sobre nuestro modelo y sistema de reparto o contributivo de seguridad social.

El objetivo que persigue el sistema no debe ser otro que obtener un estado de bienestar sostenible, para lo cual, España lleva tiempo mirando a Europa, mirando y analizando sistemas como el holandés, francés, o suizo, entre otros.

Como punto de partida, hay que poner de manifiesto los dos modelos o sistemas fundamentales que hay de seguridad social: el sistema contributivo, y el sistema asistencial. Dentro del primero, encontramos países como España, Alemania y Francia, Grecia y Portugal entre otros, dentro del asistencial, tenemos a Dinamarca y Holanda junto con Reino Unido.

Estos últimos países son lo que están garantizando recurrentemente pensiones más altas, siempre desde la perspectiva del componente de ahorro que llevan incorporados dichos sistemas de seguridad social.

Por entender las bases de uno y otro, diremos que el sistema asistencial se establece como medida de salvaguarda a la pobreza, las pensiones máximas y mínimas suelen estar más equiparadas, y tal y como indicaba anteriormente, tienen incorporado un sistema o mecanismo privado de ahorro.

El modelo contributivo está basado en las aportaciones que se han venido realizando a lo largo de la vida laboral y en un factor demográfico que se configura como esencial o clave para la sostenibilidad del mismo.

Cuando hablamos de contributividad, podemos observar que paulatinamente en las pensiones en los últimos 20 años vienen existiendo menor diferencia entre pensión máxima y mínima en España.

Lo mismo viene ocurriendo entre la base máxima y pensión máxima, cada vez más alejadas entre si e íntimamente relacionado con la tasa de reemplazo.

Lo cierto es que nuestro sistema cada vez tiene más similitud con un modelo asistencial. Los expertos califican esto como “reforma silenciosa”

Una de las claves pasaría por poder implantar en España, precisamente uno de los pilares del modelo asistencial, bolsas de ahorro gestionadas por las empresas y que el trabajador podrá hacer uso del dinero aportado en la etapa de acceso a la jubilación.

Es muy importante que distingamos el concepto de tasa de reemplazo y sustitución. Esta hace referencia a la comparativa entre la pensión actual que se percibe en relación con el último salario en activo o salario medio en España.

Si comparamos pensiones públicas y tasa de reemplazo, España se sitúa entorno al 75%-80% en la actualidad, pese a que las previsiones que hay es que represente el 50% en el año 2050. Estos porcentajes son de los más elevados de la unión europea, ahora bien, si tenemos en consideración los planes de ahorro en los sistemas holandeses o daneses, estos se sitúan por encima del 90%, por tanto, cuando escuchemos que España es el país con mayor índice o mejor dicho, con índice más elevado de tasa de sustitución respecto al resto de países de la UE, es muy importante comparar en los mismos términos económicos para no dar mensajes confusos.

Cierto es que, en España, no nos atrevemos a dar el paso o no estamos convencidos del todo a ello, esta desconfianza se pone de manifiesto en los resultados del “Barómetro de previsión social empresarial” elaborado por Nationale Nederlanden. Dicho informe, arroja los siguientes datos:

Solo el 8% de las empresas españolas disponen de un sistema de previsión social para la jubilación.

Un 49% de las empresas lo considera una herramienta de atracción de talento.

Solo el 11% de las grandes empresas permite a sus trabajadores aportar a un seguro de ahorro a través de su retribución flexible.

Dos corrientes de pensamiento, contrapuestas entre sí, una, liberal y tendente a calificar nuestro sistema como “estafa piramidal” basada y fundamentada en el peso del factor demográfico de nuestro modelo, y la otra, más conservadora y tradicional, pone su foco en la productividad como elemento clave y diferenciador, es decir, por encima del volumen de cotizantes, está en la calidad de lo que se cotiza, no es importante cuantos produces, si no lo que se produce.

Muy pocos activos pueden producir mucho más, si se incrementa la productividad, factores como la renta per cápita, y no relacionar solamente cotizaciones y pensiones. Las pensiones deben financiarse a través de todos los ingresos del estado, no únicamente con las aportaciones o cotizaciones.

En un punto intermedio estaría el equilibrio, es decir, me quedo con parte del pensamiento de ambas corrientes, no obstante, lo que es una obviedad es que, tras la reforma del año 2013, los requisitos de acceso a la pensión de jubilación se ven incrementados, así como los requisitos para percibir el 100% de la misma, o el propio retraso de acceso a la jubilación ordinaria y anticipada. Todo esto marca una clara tendencia por parte del legislador.

Entre toda información preocupante, nuestro colectivo de expatriados, cada vez con un componente más local, pero no por ello, sin vínculo con su país de origen, en este caso, España, se encuentra en la tesitura de no poder aportar al sistema público de seguridad social una vez agotados los periodos establecidos como limites en los mecanismos de coordinación internacionales, más allá de la incertidumbre que genera la suscrición del convenio especial de la seguridad social.

Parece buen momento para que se pudiera habilitar una vía de aportaciones, bien a través de un convenio dirigido al colectivo, a través de la habilitación de la Orden Ministerial de enero de 1982, o a través de cualquier otro mecanismo que, en definitiva, sería positivo para todos.

Creo que el momento en el que estamos, requiere una reflexión profunda por parte de todos, requiere un pensamiento más abierto, más flexible, tendente a flexibilizar nuestros sistemas, públicos o privados, de protección social, si miramos a Europa, el mecanismo de ahorro privado es el factor diferencial.

Javier Flores Pérez

Director de Movilidad Internacional en Aon