Hay ocasiones en las que un perro necesita llevar bozal, y no hay nada de malo en ello. Por ejemplo, en ciudades como Madrid o Barcelona los perros necesitan llevar el bozal al viajar en metro. El bozal también puede ser útil si queremos quitar el hábito a nuestro perro de comer cosas del suelo o cuando se pone nervioso (por ejemplo, al cortarle las uñas). Los perros potencialmente peligrosos también deben llevar uno por Ley.

¿Sabías que cuando entre la nueva ley en vigor, no se les clasificará como potencialmente peligrosos por raza, sino tras un estudio de sociabilidad individualizado?

El bozal también se puede utilizar si el perro está pasando por una fase agresiva y lo estás reconduciendo o está aprendiendo a controlar la mordida pero aún no lo consigue.

Y es que el bozal es un elemento de seguridad al que normalmente se le asocian connotaciones negativas. Pero tenemos que conseguir que el perro no asocie el bozal a algo negativo, al igual que cuando le enseñas la correa se pone contento, porque sabe que va a salir a la calle. Y la correa en sí no debería gustarle, ¿verdad?

Guía de cómo poner un bozal correctamente

Descubre aquí qué hacer si tu perro muerde a una persona o si muerde a otro perro.

Para que poner el bozal a tu perro no sea un drama, te presentamos la guía de cómo poner un bozal correctamente. La premisa fundamental es que tiene que asociar el bozal a algo positivo, igual que asocia la correa al paseo. Por tanto, nunca debemos ponérselo por la fuerza, es un proceso que lleva algún tiempo.

Esta técnica te llevará aproximadamente un mes, y para que funcione debes seguir un paso cada semana:

  1. Restriega algo que le guste en el bozal (un poco de comida que le guste y se pueda untar) y deja que lo huela, se aproxime y le dé unos lametazos. En este paso todavía no debes intentar colocarle el bozal. Repite este paso varias veces a la semana.
  2. Una vez reconozca el objeto, necesitamos que quiera mantener el bozal en el morro durante unos segundos. Para ello, sujétalo unos segundos en su boca y después retíralo. Inmediatamente premia a tu perro por haberlo mantenido y repite. Mantén este ejercicio también al menos durante una semana.
  3. Una vez tolere el bozal unos segundos mientras tú lo sujetas, intenta que camine unos pasos enseñándole la chuche a través del bozal y dándosela después.
  4. El siguiente paso es abrochar el bozal. Hazlo, y dale algo que pueda lamer a través del bozal en el suelo para que lo haga con él puesto. 
  5. Por último, ponle el bozal y sácalo a pasear. Puedes ir dándole una chuche a través del bozal de vez en cuando.

¿Qué tal te ha funcionado? Recuerda que el bozal nunca es la manera de solucionar los problemas de agresividad, aunque al ponérselo parezcan desaparecer. Si los tiene, posiblemente vuelva a mostrarlos en cuanto se acostumbre a llevarlo.

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Qué tipo de bozal elegir

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Para que la guía de cómo poner un bozal correctamente funcione, también debes elegir un bozal adecuado. La clave está en que sea seguro, pero le permita respirar tranquilo:

  • Debe impedir que tu perro muerda.
  • El bozal debe permitirle jadear para evitar que se agobie y ahogue.
  • Es bueno que le permita beber, comer e incluso vomitar si lo necesita.

Se están poniendo de moda los bozales de tela, pero realmente no son muy recomendables, ya que no cumplen todos los requisitos de un bozal (no les deja jadear, lamerse…)
Recuerda que es conveniente que los perros tengan un seguro de responsabilidad civil por si, en algún momento, muerden a una persona o destrozan algún objeto perteneciente a un desconocido. De no tener uno, tendrás que asumir los costes de la indemnización pertinente.