El Ratonero Holandés es un perro todavía algo desconocido fuera de su país natal, Holanda, en donde durante siglos ha sido muy popular entre la gente que vivía en el campo por lo útil que era.
Ahora mismo hay pocos ejemplares, lo cual es una pena al ser un excelente compañero de vida y por el enorme esfuerzo que se hizo con el fin de que no desapareciera.
Orígenes de la raza Ratonero Holandés
Como ocurre con la mayor parte de las razas, si hablamos de su origen hay mucha especulación al respecto.
Sí que se sabe que durante siglos se estuvo criando un perro en las granjas holandesas, el cual estaba destinado a eliminar las ratas y los ratones en los establos e incluso en las tiendas. También acompañaban a los jinetes a caballo, ayudando en la caza.
En el siglo XIX vivió su mayor esplendor como raza, ya que el Ratonero Holandés se convirtió en el perro de la aristocracia, aunque la popularidad le duraría poco. Entrado el siglo XX se dejó a un lado por la mayor aceptación de los perros extranjeros.
Su peor momento lo vivió durante la II Guerra Mundial. De hecho, hay expertos que dicen que la raza como tal desapareció.
Debemos esperar a los años 70 para ver de nuevo al Ratonero Holandés, todo gracias a la Sra. H.M. Barkman que fue la que comenzó un programa de cría que ha dado lugar a la raza que vemos hoy.
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Características físicas de esta raza
Lo primero que apreciamos del Ratonero Holandés es su pelo, el cual muestra un aspecto áspero y un buen grosor. Eso le da una apariencia desaliñada que es parte del encanto de esta raza.
Tiene el pelo largo y de un color amarillo pajizo, siendo más abundante en la zona posterior de las patas delanteras. Aquí, su manto se asemeja a las plumas de un pájaro.
Los ojos son oscuros, al igual que la nariz y los labios, los cuales son de color negro. Tiene orejas de forma triangular, colocadas en la zona alta de la cabeza y caídas.
La altura a la cruz está entre los 25 y los 30 cm, con un peso no suele exceder de los 11 kilos. De este modo, estamos ante una raza que podemos calificar como de tamaño mediano.
Carácter y comportamiento de la raza Ratonero Holandés
El comportamiento y el carácter está muy influenciado por los últimos cambios que sufrió en los años 70. Ahí se modeló un animal alejado de su función como ratonero, creándose un excelente perro de compañía.
No es agresivo, aunque sí que es un buen guardián y de hecho siempre avisa si ve algo extraño. Esto es una virtud en el campo, pero un problema en la ciudad, pues el Ratonero Holandés es un perro que tiende a ladrar.
¿Qué cuidados especiales hay que darle?
Esta raza tiene un pelo muy abundante, por lo que hay que peinarlo de manera frecuente. Se recomienda un peine de dientes anchos, con el cual se evitan los enredos.
Además, tendrá que ir a la peluquería unas cuantas veces al año para que le quiten el pelo muerto con unas cuchillas de “trimming”, que eliminan la capa más larga del pelo. Ésta, en los perros de pelo duro, no se suele caer por ella misma.
Al cuidado del manto se une el ejercicio, pues este perro no se conforma con paseos cortos, sino que tiene que salir bastantes veces a la calle con la finalidad de quemar su energía.
Alimentación de la raza Ratonero Holandés
En cuanto a la alimentación, no presenta necesidades especiales. De esta manera, le daremos un pienso de calidad, el cual puede ser el destinado a las razas de tamaño medio.
Podemos ir probando con diferentes marcas, composiciones, hasta que demos con la que más le guste al perro y mejor le siente.
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