La alimentación en Navidad suele estar llena de comilonas y dulces, ya que son momentos de celebración muy sociables y con una tradición muy fuerte. Lo primero que debes saber es que no pasa nada por comer más durante unos días: no sientas culpa por comer y disfruta de esos momentos en familia. No lleves en cuenta lo que has comido ni realices después dieta estricta con restricción de alimentos. Simplemente, retoma después tu rutina y tu actividad física como siempre.

La alimentación en Navidad… y después

La llegada de enero es un momento de dieta para muchas personas. En parte por los propósitos de año nuevo, y en parte por los excesos de la Navidad. Pero recuerda que las dietas casi siempre tienen efecto rebote, así que es mucho mejor simplemente mejorar tus hábitos y mantenerlo en el tiempo que realizar restricciones.

Cuando llegue enero, puedes seguir estas recomendaciones:

  • Retoma el ejercicio físico, pero hazlo sin machacarte, con normalidad. Media hora al día o tres días por semana. Elige la actividad física que más se adapte a ti y a tus circunstancias. Como comienza el año, puedes aprovechar para probar nuevos deportes que te diviertan y motiven.
  • Organiza tus horarios de comida. Procura mantenerlos toda la semana. Así tu metabolismo se regulará mejor.
  • Bebe mucha agua. El agua es fundamental para que tus procesos internos se realicen de manera adecuada y para que no acumules líquidos, aunque te parezca una contradicción. Cada persona necesitará una cantidad diferente, puedes saber más aquí.
  • El alcohol déjalo para días muy especiales. Solo aporta calorías vacías.
  • No piques entre horas. Tus comidas principales serán el desayuno, la comida y la cena, pero a media mañana y a media tarde es bueno tomar algo de fruta, o un lácteo o unos frutos secos.

Más consejos…

  • Evita la comida rápida y los ultraprocesados. Son fuente de grasas saturadas y azúcares.
  • No prohibas alimentos, no pasa nada si tomas algo que sea menos “saludable”. Es mejor tomarlo de vez en cuando que darse un atracón.
  • Introduce siempre en cada plato principal que comas una parte de verdura. Cocinada o cruda. Debe ser la mitad de tu plato.
  • Toma legumbres. Son fuente de proteínas vegetales y debes tomarlas dos o tres veces cada semana. En ensalada también están buenísimas.
  • El huevo cocido, escalfado o en tortilla es un gran aliado de tus cenas, porque es muy saciante y aporta nutrientes esenciales. Evita tomarlo frito, por el exceso de aceite.
  • Toma fruta. Te aporta agua, fibra, vitaminas, minerales y muy pocas calorías. Busca mejor las de temporada.
  • Cocina a la plancha, al horno o al vapor y evita los fritos. Reducirás considerablemente las calorías de tus platos.
  • Evita los dulces y los azúcares simples. Te quitan el apetito rápido, pero aportan muchas calorías y volverás a tener hambre enseguida. Los hidratos de carbono complejos (por ejemplo los cereales integrales) te aportan energía más duradera.
  • No te olvides de los lácteos. Aportan calcio y proteínas de calidad. Desnatados si prefieres. El yogur o el queso fresco son grandes aliados para tus postres.

Recuerda que debes disfrutar de las navidades, así que no pasa nada por alterar tu alimentación en Navidad y en momentos puntuales. Si después retomas unos hábitos saludables, todo irá bien. ¡Felices fiestas!

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