Siempre se ha dicho que debemos beber 2 litros de agua al día. Pero, ¿es eso cierto? ¿Realmente existe un número para toda la población mundial, independientemente de sus circunstancias?

En este post planteamos cuáles son las necesidades de agua de una persona al día.

¿Para qué bebemos agua?

Las personas necesitamos hidratarnos para tener un buen funcionamiento del organismo. Muchos procesos fisiológicos funcionan con agua: la digestión, la absorción, la eliminación de desechos, el aparato circulatorio…

Nacemos con un 75% de agua en el cuerpo, que pasa a ser un 60% cuando somos adultos.

Bebemos agua básicamente para mantener el balance hídrico: recuperar el agua que perdemos todos los días.

Cuánta agua hay que beber al día

La respuesta es: depende. El criterio principal es que hay que beber cuando tengamos sed. Aunque para eso tenemos que escuchar a nuestro cuerpo (y muchas veces no le prestamos atención).

Hay que tener en cuenta que a través del consumo de alimentos también estamos ingiriendo agua. No toda el agua que entra a nuestro organismo lo hace directamente de beber agua.

Recuerda: tu cuerpo consigue agua a través de los alimentos y los líquidos, no solo de beber vasos de agua.

Parte del agua que tomamos proviene de las infusiones, la leche, las frutas, las verduras… Hay personas que no beben muchos vasos de agua pero están perfectamente hidratadas a través de su dieta.

La cantidad de agua necesaria cambiará de una persona a otra por sus circunstancias (dependerá de cuánta agua pierda).

  • Según el clima o la estación del año. El consumo de agua será diferente para una persona que viva en un clima templado y seco que una que viva en uno frío y húmedo. Además, no será igual el consumo de agua de una persona en verano en España que la misma persona en invierno.
  • Según la actividad física. No tiene las mismas necesidades una persona sedentaria que otra que realiza grandes esfuerzos físicos o actividad deportiva.
  • Según el estado de salud. Las personas con problemas en el riñón, infecciones de orina u otros problemas de salud deben llevar el consumo de agua que les indique un profesional médico.

La norma general es que hay que beber agua cuando tengamos sed. Siempre hablando de una persona adulta sana sin necesidades especiales.

Hay excepciones, como los bebés (que no pueden pedir el agua, hay que dársela) y las personas mayores o enfermas. Ahí sí hay que programar los momentos para beber agua para que no haya desequilibrios.

Otra cuestión es llevar un ritmo de vida tan acelerado que se nos olvide beber agua. Si es tu caso, puedes tener una botella a la vista para recordártelo.

Lo importante es escuchar a nuestro cuerpo.

¿Cuál es la mejor manera de hidratarse?

Aquí no hay duda: el agua es la mejor manera de hidratarse. Es insustituible. El agua del grifo (en España) tiene muy buena calidad, así que no es necesario que adquieras agua embotellada en la mayoría de casos. En algunas regiones sí es recomendable por la cantidad de cal y el sabor desagradable. Recuerda que el agua mineral embotellada no tiene efectos curativos: es agua.

El agua del grifo es una alternativa sostenible, económica y de calidad.

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