El cáncer es una de las enfermedades que más afecta a la población y que más nos atemoriza. Esto se debe a que también tiene una de las tasas más altas de mortalidad a nivel mundial.

Cada año la OMS hace estudios estadísticos para reflejar los datos que afectan a la población y, aunque la medicina y la investigación avancen a grandes niveles, una de cada cinco personas padecerá cáncer a lo largo de su vida y se estima que más de 30 millones de personas se verán afectados por esta enfermedad en 2040. De los cuales 16 millones podrían perder la vida.

Esto deja una tasa de mortalidad de más del 50%.

¿Qué es un cordoma?

El cordoma es un cáncer óseo poco frecuente (1-4% del total de tumores óseos malignos) y de crecimiento lento que se encuentra en el tejido interior de la columna vertebral.

El cordoma comienza en las células que alguna vez formaron un conjunto de células en el embrión en desarrollo y luego se convierten en los discos de la columna vertebral. La mayoría de estas células desaparecen cuando naces o poco después. Pero, a veces, algunas de estas no desaparecen y se vuelven cancerosas.

Es más frecuente en el sexo masculino que en el femenino y comúnmente los cordomas aparecen después de los 30 años, aunque pueden manifestarse a cualquier edad.

Se forma en cualquier parte de la columna vertebral y se presenta con mayor frecuencia cerca del cóccix (llamado tumor sacro) o en la unión de la columna vertebral con el cráneo (llamado tumor de clivus).

Tipos o variantes del Cordoma

Como hemos mencionado, el cordoma se desarrolla en la columna vertebral, pero afecta principalmente a la zona esfeno-occipital (25%) y sacro (60%). Y en menor medida afecta a diferentes regiones a nivel cervical y lumbar.

Entre las variantes principales del cordoma que se diferencian en función de su apariencia a nivel microscópico:  

  • Cordoma convencional: es el tipo de cordoma más frecuente. Se compone de un tipo de célula distintivo que se asemeja a las células notocordales y puede tener áreas de apariencia condroide
  • Cordoma condroide: este término se usa para designar comúnmente a los cordomas con apariencia similar a un cartílago. Se diferencia del convencional debido a que carece de la proteína “brachyury”  que se encuentra en casi todos lo cordomas convencionales. Tiene una malignidad baja-intermedia y rara vez aparece en pacientes menores de 20 años.
  • Cordoma mal diferenciado: suele ser más agresivo y de crecimiento más rápido. Común en pacientes pediátricos, adultos jóvenes y pacientes con afecciones en el cráneo o cervicales. Su diagnostico es a causa de que no expresa la proteína “INI1”.
  • Cordoma desdiferenciado: es el más agresivo, de crecimiento más rápido y tiene mayor probabilidad de desarrollar metástasis. Este tipo de cordoma es poco común. Ocurre en solo alrededor del 5 por ciento de los pacientes y es más común en pacientes pediátricos.

Síntomas y Diagnostico

  • A medida que el cordoma crece, ejerce presión sobre las áreas adyacentes del cerebro o la médula espinal, lo que resulta en las señales y los síntomas de la enfermad. Un cordoma en cualquier parte de la columna vertebral puede causar dolor, debilidad o entumecimiento en la espalda, los brazos o las piernas. Un cordoma en la base del cráneo (cordoma occipital) puede causar visión doble (diplopía) y dolores de cabeza. Un cordoma en el cóccix (cordoma coccígeo) puede resultar en un bulto lo suficientemente grande como para ser sentido a través de la piel y puede causar problemas con la función de la vejiga o el intestino.

Siempre es recomendable contar con un seguro de salud a medida y personalizado para el rápido diagnóstico de enfermedades

Es importante que su equipo asistencial incluya especialistas con experiencia en el diagnóstico y tratamiento del cordoma. En ese caso, será fundamental que el equipo cuente con conocimientos específicos en:

  • Radiología
  • Patología
  • Cirugía
  • Oncología radioterápica
  • Oncología médica
  • Cuidados paliativos

Una vez hemos experimentado alguno de estos síntomas y queremos asegurarnos del diagnóstico, los procedimientos son los siguientes:

  • Biopsia: consiste en la extracción de un grupo de células para que sean analizadas en el laboratorio y contrastar la existencia de células cancerosas.
  • Imagenología: Mediante una resonancia magnética se pueden visualizar las zonas afectadas. De esta manera se puede apreciar con mayor precisión a qué zonas o regiones está afectando el cordoma.

Si no se logra apreciar bien, puede realizarse un TAC o una tomografía por emisión de positrones (PET).

Ante cualquier dolencia que experimentamos es fundamental acudir al médico para que, en caso de requerirlo, el marco de actuación sea lo más rápido y eficiente posible.

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