Una de las preguntas más habituales que se hacen los padres es ¿cuándo llevo a mi hijo al dentista? La respuesta no es tan sencilla como parece, ya que no estamos hablando de cuando el hijo presenta un problema dental que le resulta doloroso, sino de la primera cita al dentista.

Si preguntas a un odontólogo, lo más seguro es que te diga que a partir del primer año de vida se debería de llevar a cabo la primera visita al dentista. Sin embargo, lo más habitual (y también recomendado por muchos odontólogos) es la visita a los tres años, cuando los niños ya cuentan con las 20 piezas dentales.

Lo primero que debemos de dejar claro es que esta visita al dentista es necesaria, aunque no haya dolor. Uno de los errores más habituales entre los adultos es acudir al dentista únicamente cuando tienen un problema. Las visitas regulares, para conocer el estado de la boca a modo de prevención, pueden acabar con una gran cantidad de problemas a largo plazo.

¿Cómo es la primera visita al dentista?

En la primera visita al dentista el odontólogo llevará a cabo una revisión de los dientes y las encías. Además de ver el estado de los mismos, también evaluará como es la mordida, si los dientes están saliendo bien o si se presenta algún tipo de problema.

Esta primera visita al dentista supondrá la apertura del primer historial odontológico del niño, por lo que se llevarán a cabo todas las notas de interés pertinentes, por ejemplo, la genética de los padres de cara a padecer enfermedades hereditarias.

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La primera visita de mi hijo al dentista también es una visita pedagógica

Por otro lado, esta primera visita al dentista también es una visita pedagógica. Esta visita servirá para que el dentista pueda enseñar al niño la importancia que tiene lavarse los dientes a diario y, por supuesto, la forma correcta en la que debe de hacerlo.

Esta formación también servirá para los padres, evidentemente, no para que ellos aprendan a lavarse los dientes, sino para que puedan ayudar a su hijo en caso de necesidad. En esta primera cita con el dentista se darán las pautas de higiene dental necesarias para prevenir toda clase de enfermedades dentales en el futuro.

Por otro lado, esta primera visita también debe de tener importancia para el niño. En primer lugar, debe de entender que acudir al dentista no es un castigo ni nada doloroso y, por supuesto, llevar a cabo revisiones al menos una vez al año. Estas revisiones servirán para que el niño normalice las visitas al dentista y también para que pierda el miedo a acudir a la clínica como le sucede a muchos adultos a día de hoy.

Normalizar las visitas al dentista no solo es fundamental para la salud dental para el pequeño, sino que también estará más concienciado acerca de la importancia que tienen estos hábitos de limpieza dentales. De la misma forma que sucede con los adultos, las visitas recurrentes al dentista servirán para prevenir y tratar toda clase de problemas futuros.

Más allá de tratar una caries antes de que el problema vaya a más, cuando se trata de un niño pequeño cuyos dientes están en pleno crecimiento, es fundamental cerciorarse de que estos están saliendo de la forma correcta y que no salen torcidos. Todas las medidas que se lleven a cabo una vez detectado el problema serán mucho más livianas que las que tratan de corregir una situación.

Por supuesto, esto acaba siendo mucho más beneficioso para el niño, ya que no tiene que soportar dichos problemas y también para el bolsillo de los padres, ya que el tratamiento será más económico.

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