¿Sabes cómo evitar las roturas fibrilares durante el entrenamiento o la práctica de tu deporte favorito? Descubre todas las claves al respecto en los siguientes apartados.

¿Qué es y cómo se produce una rotura fibrilar?

Esta lesión conlleva la rotura de algunas de las fibras que forman un músculo. El grado de gravedad está marcado por el alcance de la rotura. También se conoce como desgarro muscular y es frecuente entre los deportistas.

Se produce al estirar o contraer un músculo de manera brusca o por sometimiento a un esfuerzo demasiado intenso. Aparecen, especialmente, al cambiar el ritmo del entrenamiento o al efectuar un giro brusco. Las más frecuentes se producen en las piernas (sobre todo en los cuádriceps, los isquiotibiales y los gemelos). Ello no significa que no puedan aparecer también en otras áreas, como la zona abdominal o las extremidades superiores. Sabrás que has sufrido una al notar un dolor repentino de gran intensidad en la zona lesionada.

Guía práctica para evitar una rotura fibrilar

Ahora que conoces mejor qué es y cómo detectarla, previene esta lesión con las siguientes recomendaciones.

No te olvides de tonificar toda tu musculatura

Es usual centrarse en los grupos musculares que más intervienen en la práctica de un deporte concreto. Sin embargo, esto provoca que otras zonas que también intervienen en cada movimiento pierdan su elasticidad. Te recomendamos fortalecer toda la musculatura con el objetivo de prepararla ante cualquier esfuerzo que puedas realizar.

Calienta y estira correctamente

Cuando llevas mucho tiempo practicando el mismo deporte, piensas que no tienes que calentar o estirar los músculos porque tu cuerpo ya se ha acostumbrado al esfuerzo. Evita este error habitual y dedícale unos minutos a calentar y a estirar tus músculos, tanto antes como después del entrenamiento o partido. Lograrás mayor relajación y elasticidad.

No te olvides de programar un descanso

Entrenar a diario es contraproducente. Es más adecuado hacerlo en días alternos para que tus músculos puedan descansar unas 24 horas de media. Conseguirás evitar la sobrecarga y la rotura por acumulación de esfuerzo.

¿Entrenas correctamente?

Debes ir siempre de menos a más y regular muy bien el esfuerzo. Aunque estés acostumbrado a un peso concreto, empieza siempre con un peso ligero y ve aumentando poco a poco.

Comprueba si el material deportivo que empleas es el idóneo. También el estado de tus zapatillas porque son las que reparten el peso de tu cuerpo. Al usar cargas libres, ponte una faja para cargar peso y mantener la espalda en una posición correcta.

Controla lo que comes

Las proteínas naturales son tus aliadas. Incluye legumbres, carne, pescado, huevos y Omega-3 a tu dieta de manera regular. Equilibra cada grupo de alimentos y crea un menú semanal donde puedas incluirlos con facilidad.

¿Suplementos sí o no?

Sí, pero de vitaminas C y E. Ambas contribuyen a retrasar la oxidación celular y promueven la recuperación fibrilar. Además, tienen un ligero efecto antiinflamatorio que contribuye a que sientas menos molestias durante el entrenamiento.

Hidrátate

La deshidratación provoca que tus músculos sean más sensibles a experimentar problemas fibrilares. Ponte como meta beber un mínimo de un litro y medio cada día. Si eres un deportista profesional, aumenta la toma de agua, dependiendo de tu actividad.

Evitar las roturas fibrilares es mucho más sencillo combinando todos los consejos anteriores. Tus músculos se enfrentan cada día al reto de adaptarse al entrenamiento que quieres llevar a cabo. Respeta el ritmo, la dieta, los estiramientos y cuídalos para que se adapten al esfuerzo que les vas a exigir. Solo así lograrás mantener su adaptabilidad y resistencia durante cualquier entrenamiento que realices.

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