Con la llegada del verano se llenan las playas y los espacios acuáticos para combatir el calor y disfrutar junto a la familia o amigos de un entorno refrescante, pero como cada año, hay que tener en cuenta los riesgos de estas actividades.
En el año 2023 los ahogamientos no intencionados registrados en los espacios acuáticos españoles supusieron un total de 422 muertes. Esta cifra significó un incremento del 8% respecto al año anterior.
En lo que llevamos de año ya hay registrados 137 fallecimientos. Este dato se sitúa como el tercer peor año a nivel histórico desde que hay registros.
Los ahogamientos se dan principalmente en playas, pero el resto de los espacios acuáticos también conllevan un riesgo y hay medidas a tener en cuenta.
Prevenciones y medidas
En las instalaciones acuáticas, por ley, es obligatorio que las piscinas cuenten con un socorrista si la comunidad tiene más de 30 viviendas. Esto facilita la vigilancia de las personas que disfrutan del baño. Pero no debemos depositar en el profesional la responsabilidad del bienestar de nuestro familiar o allegado, mucho menos si se trata de una persona vulnerable. Debemos hacer caso a las indicaciones del socorrista y estar pendientes en todo momento.
En las playas, esta legislación varía en función del municipio o la comunidad autónoma, pero lo más común es que las playas cuenten con dos socorristas cada ciertos metros a lo largo de una playa (si esta tiene una longitud importante). En las playas, los profesionales de salvamento indicaran mediante una bandera:
- Bandera verde: indica el baño libre y que el estado del mar es óptimo y seguro.
- Bandera amarilla: esta bandera indica precaución, el baño puede ser algo hostil y se recomienda que la altura del agua no sobrepase la cintura.
- Bandera roja: es la bandera de indica el mayor riesgo para el baño y se iza cuando el peligro es evidente el grave riesgo para la salud o la vida de los bañistas.
- Bandera negra: también indican un grave riesgo para la salud de los bañistas, pero por graves daños ambientales.
- Bandera de medusas: advertencia de medusas y peligro de picaduras
- Bandera azul: estas banderas certifican que las playas cumplen con los criterios de limpieza, seguridad, sanidad, accesibilidad y legalidad.
Debemos hacer caso en todo momento a los socorristas y profesionales tanto en las playas como en las instalaciones acuáticas. Pero lo cierto es que el servicio de los socorristas suele estar activo mayoritariamente en verano, dejando meses del año sin si vigilancia y protección.
Esto es porque en los meses fríos, la afluencia de bañistas se reduce mucho y las piscinas suelen estar cerradas.
Pero a veces, aunque se tomen todas las medidas es inevitable vernos en situaciones comprometidas para la seguridad.
¿Qué hacer ante un ahogamiento?
Cuando nos encontramos a una persona inconsciente boca abajo en el agua lo primero que debemos hacer es mantener libre la vía aérea. Si nos encontramos en la orilla de la playa, en primer lugar, tenemos que alejar a la víctima del agua. Si nos encontramos dentro del agua, debemos garantizar que las vías aéreas estén libres y pedir ayuda inmediatamente.
Los profesionales pertinentes activarán el protocolo de rescate.
Pero lo primero que debemos hacer siempre ante cualquier situación es garantizar nuestra seguridad e iniciar el protocolo PAS: proteger, avisar y socorrer.
- Proteger: Significa garantizar que el accidente sea más grave. Hemos de asegurarnos que al socorrer a la victima no estemos favoreciendo el empeoramiento de la situación. Por eso debemos asegurar la zona, al accidentado, al entorno y a nosotros mismos.
- Avisar: Cuando aseguramos la zona y estamos seguros de que el peligro está controlado, hay que avisar a las autoridades; policía, ambulancia, etc.
- Socorrer: En este punto, cuando hemos establecido contacto con los profesionales, nos irán indicando que hacer y cómo podemos ayudar a la víctima mientras esperamos su llegada.
Si a la persona la hemos remolcado fuera del agua (existen diferentes técnicas para ello, pero solo se debe hacer si nuestra seguridad no está en juego y aún no hemos pedido ayuda) debemos pedirla inmediatamente.
- En primer lugar, comprobar si la persona responde ante estímulos: auditivos, táctiles o dolorosos.
Si podemos hablar con la víctima, le preguntaremos como se encuentra y si es necesario, avisaremos al 112.
Si no puede hablar, pero responde a estímulos dolorosos, avisar inmediatamente al 112.
Si no responde avisaremos al 112 y pediremos ayuda a quien pueda encontrarse cerca (aunque esto se recomienda bajo cualquiera de las circunstancias).
Comprobar si respira mediante la técnica VOS (vemos, oímos, sentimos) acercando nuestro oído a la boca de la víctima y mirar al pecho de la víctima. Si respira: colocamos a la victima en posición lateral de seguridad para evitar aspiración por vómitos o la obstrucción por la lengua. Si no respira: iniciar la RCP comenzando con 5 insuflaciones o “boca a boca” para proceder con las compresiones torácicas.
En esta situación es de vital importancia que previamente hayamos encontrado a alguien que nos ayude o haber contactado con el 112, para asegurarnos de que la ayuda está en camino. Recuerda que estos pasos forman parte de los primeros auxilios, pero necesita ayuda profesional.
Es normal que si nos encontramos esta situación nos supere y seamos susceptibles de sufrir un ataque de pánico o ansiedad. Lee este post para saber cómo gestionar un ataque de ansiedad para controlas mejor situaciones adversas.
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