Los hurtos en joyerías

Los hurtos al descuido son uno de los riesgos más frecuentes de las joyerías. Según la definición de la RAE, un hurto es un “delito consistente en tomar con ánimo de lucro, cosas muebles ajenas contra la voluntad de su dueño, sin que concurran las circunstancias que caracterizan el delito de robo”. La clave de este hecho delictivo es la falta de violencia sobre las personas y las cosas. Diferenciar los hurtos en joyerías del robo y del atraco es importante porque las coberturas frente a estos actos son muy diferentes en los seguros de joyerías.

¿Cómo son los hurtos en joyerías?

El procedimiento de los hurtos en joyerías suele ser similar en todos los casos y juegan con el despiste y el engaño de los trabajadores.

Algunos de los modus operandi más habituales son:

  1. Distracción del trabajador

Un supuesto cliente interesado en adquirir joyas solicita ver distintas piezas de diversos muestrarios. Aprovechando cualquier despiste de los empleados de la joyería, realiza el hurto. En muchas ocasiones, esta persona ha visitado el local días antes para comprobar la disposición de los muestrarios y escaparates, las medidas de seguridad, los movimientos de los empleados que trabajan allí, etc. También ha podido estar preguntando detalles sobre una posible compra de joyas a fin de conseguir ganar la confianza de los vendedores.

Asimismo, resulta frecuente que en los hurtos al descuido participen varias personas para conseguir despistar a los vendedores de una forma más sencilla.

Por ejemplo, en ocasiones entran hasta tres parejas que dan la impresión de ir por separado. Mientras la primera solicita ver alguna pieza del escaparate y acompaña a uno de los empleados en su busca, la segunda pareja acorrala a otro empleado en otro rincón de la joyería preguntando por otras joyas. De esta manera, la tercera pareja puede actuar con total libertad de movimientos para poder cometer el hurto de las piezas más accesibles.

  1. Sistema del Chicle

El supuesto cliente pega un chicle bajo el mostrador. Aprovechando un descuido del trabajador, hurta una joya y la pega en el chicle. Si el vendedor no se da cuenta, un cómplice del delincuente se encarga de recoger posteriormente esa pieza.

  1. Sistema de la Muleta

Utilizando un pañuelo, una prenda de ropa, unos papeles u otros objetos similares como “muleta”, los delincuentes ocultan algunas de las joyas que el vendedor está mostrando al supuesto cliente.

  1. Sistema del niño

Los delincuentes utilizan a bebés que los llevan en brazos. Van pidiendo diferente género a los empleados y cuando estos se desplazan a cogerlo de una vitrina o escaparte, aprovechan para sustraer la pieza que se ha dejado encima del mostrador y esconderla entre las ropas del niño.

  1. El hurto “mágico”

El hurto «mágico», como se denominó en el ámbito policial, es otra variación de la técnica del despiste. Tres personas (dos mujeres y un hombre habitualmente) solicitan ver género para una boda. Las peticiones son constantes y requieren mostrar muchas mantas de distintas joyas. Los clientes suelen ser exigentes, gesticulantes y agresivos verbalmente. Normalmente aprovechan la confusión y malestar causado al empleado para hurtar una pieza de cada manta.  Ante la incomodidad de la situación, el vendedor intenta por todos los medios realizar la venta y que se vayan. Los supuestos clientes van apartando piezas para hacer la cuenta final. Uno de ellos saca una cartera con un fajo de billetes, lo que tranquiliza al vendedor. Tras realizar los cálculos, sin haber parado de hablar y marear para desconcentrar al empleado, “comprueban» que no tienen suficiente para pagar y quedan en volver en un instante dejando una cantidad simbólica a cuenta. Nunca regresan y el dinero en prenda resulta falso.

Medidas de seguridad en joyerías

Es muy importante extremar las medidas de seguridad y tener activados todos los sistemas de protección con los que debe contar una joyería (Ver vídeo ponencia sobre Grado 3 en joyerías). Las cámaras y sistemas de videovigilancia pueden ser una ayuda decisiva para identificar a los delincuentes.

En joyerías muy concurridas las ocasiones para cometer un delito de hurto aumentan. Hay que extremar la vigilancia cuando coinciden muchos clientes en el local.

La formación también es otro elemento importante que puede ayudar a evitar los hurtos en las joyerías. Los empleados deben estar formados para detectar conductas delictivas sospechosas.

Ante cualquier hurto, es importante actuar cuanto antes y llamar a la policía para intentar detener a los delincuentes y tratar de recuperar las joyas hurtadas. La rapidez en la acción policial puede atenuar las consecuencias del hurto.

El hurto en joyerías y los seguros

Desde el punto de vista asegurador, es posible asegurar el hurto dentro del local en los seguros multirriesgo para joyerías. Dado el alto riesgo y la frecuencia de este tipo de siniestros, la suma asegurada está limitada. En el caso de las pólizas diseñadas por el equipo de Rodolfo Serván aseguramos el hurto a primer riesgo con una suma o límite de indemnización a acordar.

En definitiva, el hurto es otro de los riesgos a considerar cuando se quiere proteger una joyería adecuadamente.  Las recomendaciones para un negocio seguro son, como hemos expuesto, claras y sencillas: no bajar la guardia nunca, formar al personal, tener las medidas de seguridad correctas y, por supuesto, contar con un buen seguro para joyerías.

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