Descubre cómo gozar de un sueño reparador y sentirte más enérgico al día siguiente

Pasamos más de un tercio de nuestra vida durmiendo.

Es decir, entre 20 y 25 años los pasamos tumbados en el mundo de Morfeo. El sueño es tan vital para nosotros como el respirar o el comer. Y es que un buen descanso no sólo nos aporta la energía necesaria para afrontar los retos del día siguiente, sino que nos previene de enfermedades cardiovasculares, de posibles accidentes y de malestares tanto físicos como psicológicos. No obstante, los nervios, el estrés laboral o la incertidumbre pueden ocasionar en muchas ocasiones episodios de insomnio en numerosas personas, más de las que pensamos. La Organización Mundial de la Salud apunta que el 40% de la población no descansa bien.

De acuerdo con un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, la falta de horarios regulares, la vida sedentaria o una alimentación inadecuada son malos compañeros para un sueño reparador. Estos expertos han revelado una lista de recomendaciones sencillas y eficaces que seguramente nos ayudarán a conciliar el sueño.

Cómo combatir el insomnio

Cena ligero

Un plato copioso, con alto contenido en grasas y carbohidratos, puede resultarnos muy pesado en el estómago a última hora del día, dificultándonos la digestión y evitándonos un buen descanso. Pero tampoco hay que irse a la cama sin comer nada, ya que el hambre nos impedirá el sueño. Intenta cenar al menos dos horas antes de acostarte e ingerir alimentos ricos en triptófano, como la leche, las alcachofas o el plátano, que favorecen la liberación de la melatonina, la hormona del sueño.

Haz ejercicio

Las investigaciones han demostrado que practicar deporte de manera regular ayuda a combatir el insomnio, ya que hace que nuestro cuerpo se fatigue físicamente. Así, caminar, correr o nadar puede ayudarnos a dormir a pierna suelta, siempre y cuando no lo hagamos muy cerca de la hora de acostarnos. Si realizamos algún ejercicio físico, dormiremos más rápido, lograremos un sueño más profundo y nos despertaremos menos por la noche.

Ambiente relajado

Los científicos recomiendan no utilizar la cama para trabajar con el ordenador, ver la televisión o mirar las redes sociales en el móvil. La habitación donde descansamos tiene que inspirarnos relajación y tranquilidad, por lo que no vale dejar el teléfono o la tablet en la mesita de noche. Este lugar debería estar a una temperatura de entre 22º y 23º, estar bien ventilado y tener la cama fresca. Además, es importante que haya oscuridad profunda a la hora de dormir y que, si queremos leer, mantengamos una luz tenue antes de cerrar los ojos, lo que afectará a la fabricación de melatonina.

Horario más o menos fijo

Lo idóneo es seguir una rutina de sueño y levantarnos y acostarnos aproximadamente a la misma hora, incluso los fines de semana. Esta medida educará a nuestro organismo a relajarse más fácilmente y a despertarnos más frescos. No obstante, tampoco hay que forzar: no hay que obsesionarse con ir a la cama “porque es tarde” si no tenemos sueño. En este caso, lo más aconsejable es realizar alguna actividad que nos tranquilice (leer algo que no tenga nada que ver con nuestro trabajo) hasta que nos sintamos realmente cansados.

Siestas, sí (pero cortas)

Muchos expertos defienden echarse una cabezadita después de comer, puesto que nos aporta una buena dosis de energía para afrontar lo que queda de día. Sin embargo, la siesta no debería durar más de 20 minutos, ya que si no, nos resultará casi imposible descansar por la noche, que es cuando toca.

Estos consejos pueden ayudarnos a gozar de un mejor sueño, más profundo y con menos interrupciones nocturnas, de esta manera nos despertaremos por la mañana con más vitalidad y energía.

Si a pesar de seguir estas recomendaciones los problemas de sueño persisten, debemos acudir a un especialista médico para un diagnóstico y un tratamiento concreto.

¡Dormir como un bebé es un sueño alcanzable!