La tos de la perrera es el término con el que nos referimos a la traqueobronquitis infecciosa canina, una enfermedad cuya característica principal es su capacidad de contagio, la cual es muy elevada.

Afecta a perros de todas las edades, pero es más común en los cachorros y en aquellos animales que conviven con muchos perros, como los de los refugios o las perreras. Ahí se transmite de una manera muy rápida, contagiando a casi todos los individuos.

¿Cuáles son los síntomas?

Esta tos de las perreras presenta muchas manifestaciones, las cuales son compatibles con un resfriado o incluso con una alergia.

Una de las principales es una tos que no cesa. Parece un ladrido o una tos similar a la de los humanos cuando tenemos flemas. Eso ya es un motivo de alarma que nos debe hacer consultar con el veterinario.

También hay otros síntomas menos llamativos, como la secreción nasal, los estornudos o los ojos llorosos. Estos son frecuentes en otras enfermedades.

Además de lo que ya hemos visto, es muy usual que la tos de la perrera provoque fiebre leve en los perros, que va acompañada de una pérdida de apetito y de letargo.

No debemos dejar que la enfermedad curse sin pasar por el veterinario, sobre todo si tenemos un cachorro o un perro anciano. En estos casos, lo peor no es la tos de la perrera, sino que esta puede derivar en una neumonía.

¿Cuál es el tratamiento de la tos de la perrera?

El tratamiento de la enfermedad suele ser bastante sencillo y comienza por el reposo. Con el fin de que el animal se recupere, hay que dejarlo descansar en un sitio caliente para que su cuerpo no se tenga que ocupar de regular su temperatura.

Cuando tose demasiado, un medicamento con el fin de controlar esa tos le ayudará a sentirse mucho mejor, lo mismo que los antibióticos si se presenta alguna enfermedad secundaria bacteriana.

A veces, y solo en los casos más graves, hay que llevar al perro al veterinario para que le administre fluidos por vía intravenosa. Esto contribuirá a que el animal no se deshidrate, lo que podría ser fatal.

¿De qué manera se previene?

Por suerte para los propietarios, la tos de la perrera se puede prevenir de una forma bastante sencilla y económica.

Hay que vacunar a los perros

La mejor manera de evitar que nuestros perros cojan la enfermedad es la vacunación anual. Esta vacuna es imprescindible para animales que viven con otros perros, aunque se puede poner pese a que el perro no conviva con otros de su especie.

Se lo podemos consultar al veterinario, puesto que, aunque nuestra mascota viva con nosotros, sí que tendrá relación con otros perros cuando vaya al parque.

Es mejor evitar el contacto con los perros enfermos

Al igual que nosotros evitamos el acercarnos, dentro de lo posible, a aquellas personas que están resfriadas o griposas, hemos de hacer lo mismo con nuestro perro.

Si vemos que en la zona hay animales que no paran de toser, lo mejor es irnos a pasear a otra parte solo por si acaso.

Mantener una buena higiene del entorno

Un entorno limpio contribuye a evitar todo tipo de enfermedades, en especial las infecciones. Por eso, más durante el invierno, conviene que la zona en la que duerme el perro esté lo más limpia posible.

Podemos desinfectar el suelo cuando lo fregamos. Ya hay productos que nos permiten hacerlo sin emplear la conocida lejía, la cual puede ser demasiado agresiva.

Tener un buen control veterinario

Es bueno insistir: el seguimiento veterinario es fundamental. Sabemos que los costes pueden ser elevados. Sí.

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