Los peligros de la deshidratación en bebés

La deshidratación en bebés es una condición que puede darse con relativa facilidad y es potencialmente grave en las edades más tempranas. Por eso es muy importante saber detectar los síntomas, tratarla correctamente y por supuesto, aprender a prevenirla.

Señales de deshidratación en bebés

La deshidratación es un cuadro clínico que se produce cuando hay un déficit de líquido y electrolitos en el organismo. Los electrolitos comprenden una serie de minerales esenciales para el cuerpo como el potasio, el cloro o el sodio, entre otros. Se puede llegar a esta condición por tres causas:

• Falta de agua.
• Pérdida excesiva de líquido y electrolitos.
• La combinación de ambos.

Los bebés tienen un porcentaje de agua en el organismo mayor que los adultos, alcanzando un 80%. Por lo tanto, la deshidratación conlleva más riesgos en edades tan tempranas. Dado que un niño tan pequeño no puede indicarnos que tiene sed, es crucial estar muy pendiente de los síntomas que indicarían que su cuerpo necesita un mayor aporte de líquidos cuanto antes.

¿Hay cambios en la orina?

Un bebé suele necesitar entre 6 y 8 cambios de pañal al día. Si orina menos de esta cantidad y además la orina es de color oscuro, significa que no está bien hidratado. Otra señal son las heces secas y duras.

Las fontanelas hundidas

Las fontanelas son las partes “abiertas” del cráneo del bebé. Esa parte de la cabeza se siente más blanda y no se cierra hasta el primer año. Si las fontanales tienen un aspecto hundido, también es indicativo de deshidratación.

Mucosas secas

La deshidratación en bebés también provoca que los labios, la lengua y los ojos se vean más resecos. También podemos comprobar la piel. Si damos un suave pellizco y esta tarda varios segundos en recuperar la posición inicial, debemos ponernos alerta.

El llanto y la somnolencia

Un bebé que se encuentre en un estado de deshidratación se verá sin fuerza, aletargado y débil. Al mismo tiempo puede estar sintiendo mareos y dolor de cabeza y este malestar hace llorar al bebé, aunque seguramente lo hará sin lágrimas. Los ojos pueden verse un poco hundidos. También puede presentar una respiración más agitada de lo normal.

Riesgos de la deshidratación en bebés

Los bebés, además de no poder indicar que necesitan beber más, son mucho más vulnerables a la deshidratación. Son más sensibles al calor, transpiran más que los adultos, y tienen un equilibrio fisiológico muy delicado.

Para prevenirlo, en caso de deshidratación leve, hay que aumentar el número de tomas, especialmente durante el verano. A partir de los seis meses puede empezar a ofrecerle agua para que vaya adquiriendo el hábito. También las frutas y las verduras aportan líquidos al organismo. Asimismo, es importante mantenerle adecuadamente protegido del sol y de las altas temperaturas. Si el bebé presenta vómitos y diarrea, lo más conveniente es consultar cuanto antes con el pediatra.

La deshidratación en bebés puede producirse muy rápidamente, así que es fundamental proporcionarle líquidos con frecuencia cada día.

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¿Cuándo acudir al pediatra por deshidratación en bebés?

En los casos graves de deshidratación en bebés, los daños pueden ser irreparables y puede provocar inconsciencia, delirios, convulsiones, daños neurológicos, renales e incluso la muerte. Por ello, es importante reaccionar rápido y acudir al hospital más cercano. En Aon tenemos seguros al mejor precio para toda la familia, además de coberturas completas para cada persona.

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