La alopecia es el término médico que se refiere a la pérdida anormal o excesiva del cabello. Esto puede afectar al cuero cabelludo o a otras zonas del cuerpo donde hay pelo, como las cejas, las pestañas, las axilas, la región genital o la barba. La alopecia puede tener diferentes causas, grados y formas de manifestación, y puede ser temporal o permanente. En este artículo te vamos a hablar sobre los distintos tipos de alopecia, así como sus causas y tratamientos.

Y es que, según el origen y el mecanismo de la caída del cabello, se pueden distinguir dos grandes grupos de alopecias: las cicatriciales y las no cicatriciales.

Alopecias cicatriciales

Las alopecias cicatriciales se caracterizan por la destrucción irreversible del folículo piloso, que es la estructura que produce el cabello, y su sustitución por tejido fibroso o cicatricial. Esto impide el crecimiento de nuevo pelo y provoca una pérdida definitiva del mismo.

Causas de las alopecias cicatriciales

  • Infecciosas: producidas por bacterias, hongos, virus o parásitos que provocan inflamación e infección del cuero cabelludo, como la sífilis, la lepra, la tiña, el herpes zóster o la pediculosis.
  • Traumáticas: causadas por quemaduras, heridas, cirugías, radioterapia o traumatismos repetidos, como el tirón del cabello (tricotilomanía) o el uso de peinados muy tensos (alopecia por tracción).
  • Tumorales: originadas por el crecimiento de tumores benignos o malignos que invaden el folículo piloso, como los quistes, los nevus, los carcinomas o los sarcomas.
  • Autoinmunes: debidas a una alteración del sistema inmunitario que ataca al propio folículo piloso, como el lupus eritematoso, la esclerodermia o el liquen plano.

Tratamiento de las alopecias cicatriciales

El tratamiento de las alopecias cicatriciales depende de la causa que las origina, y puede incluir antibióticos, antifúngicos, antivirales, antiparasitarios, antiinflamatorios, inmunosupresores o cirugía. Sin embargo, una vez que el folículo piloso ha sido destruido, no es posible recuperar el cabello perdido. Por ello, en algunos casos se puede recurrir a técnicas de trasplante capilar, que consisten en extraer folículos pilosos sanos de una zona donante e implantarlos en la zona afectada.

Alopecias no cicatriciales

Las alopecias no cicatriciales se caracterizan por la conservación del folículo piloso, que sigue siendo funcional, pero se encuentra en un estado de inactividad o debilidad. Esto permite el crecimiento de nuevo pelo y hace que la pérdida de éste sea potencialmente reversible.

Causas de las alopecias no cicatriciales

  • Genéticas: determinadas por la herencia genética que predispone al folículo piloso a ser sensible a la acción de las hormonas masculinas o andrógenos, que provocan su miniaturización y atrofia progresiva. Es el caso de la alopecia androgénica, que es la forma más frecuente y afecta principalmente a los hombres, aunque también puede darse en mujeres. Se manifiesta por la pérdida de cabello en las zonas frontal y parietal del cuero cabelludo, siguiendo un patrón característico.
  • Hormonales: causadas por alteraciones en el funcionamiento de las glándulas que regulan el equilibrio hormonal, como la tiroides, las suprarrenales o los ovarios. Estas alteraciones pueden provocar un exceso o un déficit de hormonas que afectan al ciclo de crecimiento del cabello, como el hipotiroidismo, el hipertiroidismo, el síndrome de Cushing, el síndrome de ovario poliquístico o la menopausia.
  • Nutricionales: originadas por una deficiencia o un exceso de nutrientes esenciales para la salud del cabello, como las proteínas, el hierro, el zinc, el cobre, el selenio, la biotina o las vitaminas A, B, C y E. Estas deficiencias pueden deberse a una dieta inadecuada, a trastornos de la absorción intestinal, a enfermedades crónicas o a situaciones de estrés metabólico, como el embarazo, la lactancia, la cirugía o la infección.
  • Farmacológicas: inducidas por el consumo de algunos medicamentos que interfieren con el ciclo de crecimiento del cabello, como los anticoagulantes, los anticonceptivos, los antidepresivos, los antitiroideos, los anticonvulsivantes, los antihipertensivos, los antirretrovirales, los quimioterápicos o los retinoides.
  • Psicológicas: relacionadas con situaciones de estrés físico o emocional que alteran el funcionamiento normal del organismo y afectan al folículo piloso, como el estrés laboral, el duelo, la ansiedad, la depresión o el trastorno obsesivo-compulsivo.
  • Inmunológicas: producidas por una reacción anormal del sistema inmunitario que ataca al folículo piloso sin destruirlo, como la alopecia areata, que se caracteriza por la aparición de áreas circulares de calvicie en el cuero cabelludo o en otras partes del cuerpo. La alopecia areata puede ser localizada o generalizada, y puede asociarse a otras enfermedades autoinmunes, como la diabetes, el vitíligo o la tiroiditis.

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Tratamiento de las alopecias no cicatriciales

El tratamiento de las alopecias no cicatriciales depende de la causa que las origina, y puede incluir medicamentos tópicos u orales que estimulen el crecimiento del cabello, como el minoxidil, el finasteride, la dutasterida, el ketoconazol, la espironolactona o la ciproterona.

También se pueden emplear otros métodos, como la mesoterapia, la microinyección de sustancias que nutren y fortalecen el folículo piloso, la terapia láser, la aplicación de luz de baja intensidad que mejora la circulación sanguínea y la oxigenación del cuero cabelludo, o la terapia con plasma rico en plaquetas, la inyección de plasma obtenido de la propia sangre del paciente que contiene factores de crecimiento y regeneración celular. En algunos casos, se puede recurrir al trasplante capilar, que consiste en extraer folículos pilosos sanos de una zona donante e implantarlos en la zona afectada.

Medidas de cuidado personal para cuidar tu cabello

Es recomendable seguir una serie de medidas de cuidado personal que pueden ayudar a mantener la salud del cabello, como:

  • Evitar el lavado o el peinado excesivo del cabello, así como el uso de productos químicos agresivos, rizadores, planchas, tintes o permanentes.
  • Evitar los peinados que causen tensión o tracción excesiva en el cabello, como las coletas, las trenzas o los moños.
  • Proteger el cabello de la exposición al sol, al viento, al cloro o al agua salada, usando sombreros, gorras o protectores solares capilares.
  • Llevar una dieta equilibrada y variada, rica en proteínas, hierro, zinc, cobre, selenio y vitaminas A, B, C y E, que aporten los nutrientes necesarios para el cabello.
  • Beber suficiente agua, al menos dos litros al día, para mantener el cabello hidratado y evitar su sequedad y fragilidad.
  • Evitar el consumo de alcohol, tabaco y drogas, que perjudican la salud del cabello y favorecen su caída.
  • Controlar el estrés ayuda a liberar endorfinas, que son las hormonas del bienestar, y a mejorar la circulación sanguínea y el aporte de oxígeno al cuero cabelludo.

En definitiva, la alopecia es un problema que afecta a una gran parte de la población, tanto a hombres como a mujeres, y que puede tener un impacto negativo en la autoestima y la calidad de vida de las personas que la padecen. Por ello, es importante conocer los diferentes tipos de alopecia, sus causas y sus tratamientos, para poder prevenir, diagnosticar y tratar adecuadamente esta afección.

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